¿Previsible? Para nada… Hay unos cuantos buenos motivos por los que los paisajes de Irlanda son tan famosos, y la variedad es solo uno de ellos.
Cuando se habla de los paisajes de Irlanda se nombran mucho las 40 sombras de verde. Y aunque existe algo de verdad en el tópico (es cierto que Irlanda es MUY verde), aquí verás mucho más que paisajes verdes.
Silenciosas y tranquilas, las vías fluviales de la isla consisten de lagos, canales y sinuosos ríos. Populares entre los amantes de la pesca deportiva, también son muy concurridos para realizar cruceros y practicar kayak y canoa. Playas de arena de Bandera Azul circundan las costas puras de la isla y miran hacia multitud de diminutas islas en el Océano Atlántico y el Mar de Irlanda. Escarpadas cordilleras dominan el horizonte mientras que acantilados, grietas y cuevas subterráneas suplican que alguien las explore.
Si buscas algo completamente diferente, no te pierdas el Burren, una meseta kárstica de aspecto lunar en el norte del Condado de Clare; o dirígete al sur del Condado de Galway para ver sus místicas tumbas megalíticas; o la Calzada del Gigante en la magnífica costa del norte de Antrim.
No nos extraña que la isla haya servido tantas veces como fuente de inspiración artística. Como explica el fotógrafo de paisajes Ciaran McHugh, «gran parte de la belleza del oeste de Irlanda se manifiesta en las impresionantes vistas que barren el horizonte; desde las icónicas laderas de Benbulben y Knocknarea, posando como majestuosos guardianes del pueblo de Sligo hasta la impactante costa y los serenos lagos; mientras tanto, el majestuoso Twelve Pins y tranquilo Lough Corrib tipifican el espectacular paisaje de Connemara en Galway y Mayo».
Y no podemos olvidarnos de las montañas de Mourne, que emocionaron tanto a CS Lewis como para servirle de inspiración para Narnia.
¿Cuarenta sombras de verde? Claro que sí, pero no te pierdas todo lo demás…