Los neurólogos recomiendan aprender una lengua extranjera para mejorar la salud cerebral, retrasar la aparición de enfermedades como el alzhéimer, adquirir mayor capacidad de concentración y rejuvenecer el sistema auditivo.
Cada vez es más habitual ver a estudiantes mayores de 30 años en las escuelas de idiomas. La demanda de cursos de lengua extranjera ha crecido no solo por la necesidad de hacer constar en el currículum el conocimiento de un idioma extranjero, sino por los beneficios cerebrales que aporta el aprendizaje de otro idioma.
Recientemente, la Asociación de Promotores de Cursos de Idiomas (Aseproce) destacaba el aumento en la media de edad de los estudiantes «porque en cualquier momento en la vida se puede estudiar inglés, por ejemplo, ya que siempre será útil, entretenido y aprovechable».
Aprender otro idioma supone adquirir mayor plasticidad cerebral, ya que mejora la concentración, favorece la capacidad del trabajador y es en conjunto una gimnasia cerebral que retrasa el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades como el alzhéimer. «Los idiomas pueden aprenderse a cualquier edad, el principal factor es la motivación», considera Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. Y en opinión de Planas, la capacidad es «innata», porque todos tenemos el cerebro preparado para aprender otra lengua .»Es cierto que a edades más tempranas resulta más sencillo, pero la edad no ha de ser un obstáuclo para aprender lenguas como el inglés, porque los adultos cuentan con experiencia, conocen las estructuras gramaticales y les resultan más sencillas algunas lecciones».
Los que no conocen el inglés creen que es un idioma difícil, ya que tiene raíces germánicas y no latinas como el francés o el italiano. Sin embargo, los principales idiomas proceden de una raíz común: el indoeuropeo. Eso significa que en idiomas tan diferentes como el ruso, finés, español o inglés se sigue sin embargo la misma estructura mental: sujeto, verbo, predicado… «Y los adultos tienen ya esas estructuras asumidas. Todos esos idiomas tienen un sustrato universal y sin darnos cuenta tenemos la capacidad innata de conjugar sus verbos: todos entendemos que hay pasado, futuro, participio…». Por ello, se cree que una premisa importante para aprender un idioma es «dejarse llevar» y recuperar la facilidad que muestran los niños pequeños. «Hay que superar algunos caballos de batalla como la pronunciación, pero la motivación y el esfuerzo serán apoyos suficientes». El psicopedagogo recomienda seguir los cursos de idiomas y utilizarlos cuando escuchamos canciones o vemos alguna película en versión original, «cuando entendemos algo, será un pequeño éxito que nos ayudará a continuar con el aprendizaje», considera.
1.- Encontrar trabajo
A la gimnasia cerebral se une el entrenamiento del sistema auditivo: aprender un idioma nuevo ayuda a diferencia y codificar mejor los sonidos y tonos. El oído aprende a destacar los sonidos lingüísticos de aquellos que no son, lo que ayuda a una mayor flexibilidad.
2.- Plasticidad cerebral. Más inteligentes
Con un segundo idioma se mejoran «todas las funciones cognitivas, la atención, la percepción, la memoria, la inteligencia y el lenguaje», aseguran científicos del University College de Londres, que realizaron un estudio con cien personas de las cuales 80 eran bilingües. Su conclusión fue que aprender otro idioma altera la estructura cerebral, en concreto el área que procesa información. Desde la Universidad de York, en Canadá, señalan que aprender un nuevo idioma, por ejemplo el inglés, bastaría para conseguir una mayor rapidez cognitiva.
3.- Retraso del Alzhéimer. Más Jóvenes
Los que aprenden un segundo idioma pueden retrasar los síntomas del alzhéimer hasta cinco años, según revela un estudio publicado en la revista Neurology. El estudio se realizó en Toronto, Canadá, por el Instituto de Investigación Rotman. Unos 200 pacientes diagnosticados con alzhéimer presentaban distinta evolución: los que habían aprendido un segundo idioma (la mitad de los pacientes) lograban retrasar hasta cinco años síntomas como la pérdida de memoria, la dificultad para planificar, la confusión o las dificultades para resolver problemas.
4.- Más concentración. Mejores trabajadores
En el aprendizaje de un idioma se fortalece la capacidad de concentración. Desde el Centro de Ciencia del Lenguaje de la Universidad Penn State, en Estados Unidos, explican que los que hablan una segunda lengua realizan mejor y más rápido las funciones de multitarea. Los expertos coinciden en que los trabajadores que muestran en sus currículums que hablan el inglés u otra lengua están más capacitados para el trabajo en equipo y asumen mejor las responsabilidades.
5.- Gimnasia neuronal. Mejor preparados
El cerebro se puede mantener activo a través de ejercicios de gimnasia. Los neurólogos coinciden en que cuanto más se utiliza el cerebro menos frecuentes son los fallos en sus funciones. Aprender un idioma es una de las gimnasias más completas, porque se activa la memoria y se crean nuevas conexiones al cambiar de un idioma a otro. Así, funciones como el lenguaje quedan activas, al igual que otras como el raciocinio, el juicio, la abstracción o la capacidad de cálculo. La gimnasia comienza desde la primera lección.
En un mundo global es cada vez mas importante aprender mas de un idioma. Y aunque la lengua inglesa se habla alrededor de todo el mundo, eso no significa que sea la mas popular.
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