Arrancando desde el aeropuerto o la ciudad de Dublín, este tour circular «a las puertas de Dublín» es un auténtico regalo de tres días. Compacta pero variada, la ruta visita nada menos que seis condados (Wicklow, Carlow, Laois, Offaly,Westmeath y Kildare) pasando por destilerías con siglos de antigüedad, el acaballadero nacional y algún que otro castillo. Definida aquí como una ruta de tres días, el viaje puede perfectamente ampliarse para acomodar una estancia de cuatro o cinco días.
Aunque se trata de una ruta en coche, hay excelentes oportunidades por el camino para caminar y hacer ciclismo.
Las distancias se calculan a una velocidad media de 50 km/h, y puedes encontrar más información sobre la conducción en la isla de Irlanda aquí.
Día 1
Del Aeropuerto/ciudad de Dublín a Avoca: 106 km (67 millas)/2 horas a 50 km/h
De la Ciudad de Dublín a Lough Tay (Condado de Wicklow)
Deja atrás el aeropuerto (o la ciudad) de Dublín y en 45 minutos estarás en el jardín de Irlanda, el Condado de Wicklow. Para acceder al parque nacional de las montañas de Wicklow deberás pasar por el desfiladero de Sally (Sally Gap). Este es, desde hace mucho tiempo, uno de los lugares favoritos para los buscadores de localizaciones de Hollywood, con sus sinuosas carreteras que atraviesan turberas y sus paisajes de colinas apareciendo en películas como Braveheart, Posdata: te quiero y El baile de agosto. Bajo un gran cielo azul, los rojos, morados y verdes del paisaje crean un marco visual incomparable.
Subiendo hacia lo más profundo del parque nacional de las montañas de Wicklow se pasa por una variedad de pintorescos puentes de piedra, hasta que el desfiladero alcanza su asombroso clímax en Lough Tay. Conocido también como «Guinness Lake» (lago Guinness) por el color oscuro del agua y su playa blanca de aspecto cremoso, pertenece además a una finca de la familia Guinness. Las vistas del lago y los escarpados acantilados que lo rodean son unas de las más impresionantes de Irlanda. Tómate al menos 30 minutos para estirar las piernas y tomar fotos antes de seguir penetrando en Wicklow, hacia un lugar de enorme importancia religiosa: Glendalough.
De Lough Tay a Glendalough
Con el paisaje de Wicklow cambiando de montañas moradas y prados marrones a zonas de exuberante vegetación y densos bosques, el enclave monástico de Glendalough (Gleann Dá Loch, o «glen de los dos lagos») te llama.
Fundado en el siglo VI por San Kevin, una eminente figura de la historia y mitología irlandesa (relatos de monstruos y asesinatos añaden pimienta a la historia del santo), este fue el lugar que eligió el ermitaño en busca de soledad. Pero pronto se ampliaría hasta convertirse en una ciudad monástica y centro de peregrinaje. Explora la casa del guarda, del siglo XII, la «cocina de Kevin » (o la iglesia de San Kevin), y más de 120 cruces esculpidas durante la Edad Media, antes de hacer tu propio peregrinaje alrededor de los lagos (te alegrarás de haber llevado buen calzado). Hay un centro de interpretación, plenamente accesible para visitantes con discapacidades, que ayuda a comprender mejor la historia del monasterio a través de exposiciones. Se ofrecen tours guiados en español, francés e italiano (se requiere reserva previa).
Una vez alimentados espíritu y alma, y con la tarjeta de tu cámara llena, ponte en camino en el último tramo de tu primer día de viaje, hacia el precioso pueblo de Avoca.
De Glendalough a Avoca
Al llegar a Avoca, en seguida entenderás por qué los productores de la increíblemente popular serie de la BBC, Ballykissangel, situaron su historia en este diminuto pueblo («BallyK» fue el primer paso del actor Colin Farrell hacia Hollywood y el estrellato). El pueblo se encuentra a orillas del río epónimo, consta de una única y estrecha calle principal («Main Street»), y está rodeado por todos lados de colinas densamente arboladas.
Justo a las afueras del pueblo se encuentra el molino de Avoca, «el lugar de nacimiento de la experiencia Avoca». Este centro de visitantes describe los orígenes de los fabricantes de ropa Avoca Handweavers, alberga un molino de 191 años de antigüedad que aún funciona, y un café que sirve comida casera saludable como ensaladas, quiches, panes, patés y más.
Para terminar el día de la mejor manera, un pequeño trago (siempre que el conductor se abstenga) en Fitzgerald’s Pub antes de retirarte a uno de los muchos y acogedores Bed & Breakfasts de la zona para un bien merecido descanso.
Día 2
Día 2: De Avoca a Tullamore: 171 km/3 horas y 25 minutos a 50 km/h
De Avoca (Wicklow) a Abbeyleix (Laois)
Despidiéndote de Avoca y de los picos y valles de Wicklow, nuestro tour sigue hacia Carlow, un condado de tamaño pequeño pero lleno de encantos rurales. La primera visita es para Duckett’s Grove, una ruina almenada románico-gótica del siglo XIX llena de carácter.
Construida alrededor de la residencia familiar original de los Duckett, la estructura parece sacada de una película Disney y se compone de un conjunto de torretas con jardines cercados superiores (arbustos, rosas y plantas perennes) e inferiores (el huerto original de frutales, que sigue dando manzanas y más fruta), otorgándole un toque típicamente refinado. Después de un paseo, haz una pausa para tomar café con tarta en el salón de té de la propiedad.
Descansado y refrescado, sigue tu ruta hacia el Condado de Laois, al pueblo de Abbeyleix y uno de los mejores pubs de Irlanda.
De Abbeyleix a montañas Slieve Bloom
Garañones, sementales e impresionantes casas (entre ellas la galardonada Ballyfin, el castillo de Durrow y Roundwood House) definen al precioso Condado de Laois. Pero en esta ocasión venimos a buscar un pub y una cordillera.
El pub en cuestión es el Morrisseys of Abbeyleix, una antigua y oscura posada, sin concesiones a la galería, cargada de atmósfera, historia y carácter. Desde los sándwiches tostados de estilo rústico hasta las paredes repletas de provisiones de antaño, más que un lugar para tomar un trago, Morrissey’s parece un museo extraoficial. Traspasar las fronteras de Laois sin visitarlo debería considerarse un crimen.
Despídete de la acogedora lobreguez de uno de los mejores pubs de Irlanda, ponte las botas de caminar y pon rumbo a la cordillera de Slieve Bloom en Laois.
De las Montañas Slieve Bloom (Laois) a Tullamore (Offaly)
Para vistas inmaculadas del centro de Irlanda, hay pocos lugares que puedan competir con las montañas Slieve Bloom. Abarcando los Condados de Laoisy Offaly y llena de rutas circulares (16) y senderos señalizados más largos (2), la cordillera de Slieve Bloom regala una selección de picos de suave ascenso. El pico más alto, Arderin, alcanza los 527 m, la mitad de altitud que la montaña más alta de Irlanda, Carraountoohil (Kerry).
Más modesta que muchas de las cordilleras de Irlanda, las montañas Slieve Bloom se benefician de unas pintorescas particularidades como la explosión estacional del jacinto silvestre en Capard Wood, la catarata de Glenbarrow y Monicknew Woods, con su puente en arco de estilo romano, de 170 años de antigüedad. Si prefieres enfrentarte a las montañas con un guía, hay muchos guías autorizados locales con gran experiencia y conocimiento.
Todo ese aire fresco y ejercicio te habrá abierto el apetito. Dirígete al pueblo de Tullamore en el Condado de Offaly para cenar un cochinillo desmenuzado, braseado a fuego lento en Blue Apron, y para una cálida cama en el Bridge House Hotel.
Día 3
De Tullamore a la ciudad de Dublín: 135 km/1 hora y 20 minutos a 50 km/h
Tullamore a Kilbeggan
En una feliz casualidad, los famosos pueblos productores de whiskey de Tullamore (famoso por el Tullamore Dew) y Kilbeggan (hogar del whiskey epónimo y la destilería autorizada más antigua de Irlanda) no se encuentran a más de 13 minutos en coche el uno del otro. ¿Deberías visitar uno o los dos? Para nosotros no hay duda: los dos.
La experiencia Tullamore, en el centro de visitantes recién renovado, con su exposición interactiva y sabrosas sorpresas, es maravillosa. Muy cerca de allí, Kilbeggan tiene una preciosa noria de agua que aún funciona y el alambique más antiguo de Irlanda. Es un lugar idílico, donde se puede ver fluir delante de la destilería el agua cristalina del río Brosna, que tiene una zona de pesca deportiva y de donde sale el agua para el whiskey de Kilbeggan.
Como siempre, estás invitado a catar, así que es imprescindible ir acompañado de un conductor que se abstenga de beber.
De Kilbeggan a los Jardines Japoneses (Kildare)
Volviendo un poco atrás por la N52, nos dirigimos a nuestro sexto condado, Kildare, y la gran gloria de la historia equina en Irlanda: The Irish National Stud, el acaballadero nacional.
The National Stud en Tully no es un acaballadero cualquiera. Diseñado por el coronel William Hall Walker, entusiasta británico de la astrología, este es un lugar donde los establos tienen claraboyas (los caballos, según el coronel, tenían que poder ver la luna y las estrellas), además de un enorme esqueleto del Arkle, el emblemático caballo de carreras. Dentro de una vitrina de cristal en el Museo del Caballo se guarda el libro de horóscopo del coronel. En él, una carta astral escrita por el propio coronel habla de un potro llamado Lord of the Sea, que tiene «Saturno en la 5ª casa…con lo que no servirá como caballo de carreras…».
Por si estas excéntricas perlas de la historia equina de Irlanda no fueran suficiente motivo para visitar el acaballadero, hay otro: los jardines japoneses.
Fascinado por la horticultura asiática, Walker quería crear un jardín que reflejara esa pasión, y decidió contratar al mejor horticultor que pudiera comprar el dinero. Ese hombre era Tessa Eida. Trazando un viaje «del alma al olvido», Eida, con la ayuda de su hijo Minoru, creó un jardín de gran belleza, pero también con un significado filosófico. Con veredas (o camino vitales) que se entrelazan, los jardines emplean agua, árboles, plantas, flores, rocas y césped para representar «la vida del hombre». Es una experiencia poderosa, que no te puedes perder.
Con el alma alimentada y la curiosidad despierta, nuestro tour finaliza con un breve viaje en coche a la ciudad de Dublín o su aeropuerto. Mientras tanto, si te entrara apetito, la aldea de Ballymore Eustace es un pequeño desvío que bien merece la pena.
Al llegar al tranquilo centro del pueblo, no creerías poder vivir una gran experiencia gastronómica, pero en el Ballymore Inn te llevarás una grata sorpresa. Una sala de elegante decoración prepara la escena para unas largas comidas o cenas con menús que cambian con la estación pero que siempre retienen clásicos como el salmón de Duncannon con calabacines crujientes o el solomillo del oeste de Cork madurado en frío. ¡Que aproveche!, y recuerda brindar por todos esos lugares a las puertas de Dublín.
Tu viaje no tiene que terminar aquí. El valle del Boyne, a pocos kilómetros de Dublín, es un territorio lleno de mitos, con colinas reales, antiguas tumbas de corredor y mosaicos de prados verdes.